EL LÍDER DE LOS GRIGORI



Semyazza es un ángel caído, jefe de los doscientos Grigori. En el Libro de Enoc se le presenta como el líder de un grupo de ángeles llamados "Grigori" (Vigilantes) que se consumen con la lujuria y se convierten en ángeles caídos. 



La conjura de los Vigiantes


Entonces Shemihaza que era su jefe, les dijo: "Temo que no queráis cumplir con esta acción y sea yo el único responsable de un gran pecado". Pero ellos le respondieron: "Hagamos todos un juramento y comprometámonos todos bajo un anatema a no retroceder en este proyecto hasta ejecutarlo realmente". Entonces todos juraron unidos y se comprometieron al respecto los unos con los otros, bajo anatema y bajaron hacia Hermón. (Libro de Enoc, 6, 3-5)

Los gigantes


Una lista completa de los líderes del grupo se pueden encontrar en el Libro de Enoc. Semjaza convenció a otros Grigori a unirse a él para fornicar con las mujeres y bestias del campo. Como resultado, él y los otros pecadores Grigori engendraron gigantes (en el Génesis llamados Nephilim o "los fuertes" en hebreo), que dominaron y se dieron banquetes con los seres humanos durante los días de Enoc. Otro pecado de los Vigilantes fue enseñar a varios humanos artes creativas, sobre todo Azazel, que les enseñó los secretos de la guerra, lo cual causó la ira de Dios.

El mandato de Dios


Dios mandó al ángel Gabriel a causa de los Gigantes para hacer la guerra con ellos: Y el Señor dijo a Gabriel: Procede contra los bastardos y haz desaparecer a los hijos de los Vigilantes de entre los humanos y hazlos entrar en una guerra de destrucción, pues no habrá para ellos muchos días. Ninguna petición en su favor será concedida, pues esperan vivir una vida eterna o que cada uno viva quinientos años. Y ahora, los bastardos que han nacido de los espíritus y de la carne, serán llamados en la tierra espíritus malignos y sobre la tierra estará su morada. Los espíritus malos proceden de sus cuerpos, porque han nacido de humanos y de los santos Vigilantes es su comienzo y origen primordial. Los espíritus del cielo tienen su casa en el cielo y los espíritus de la tierra que fueron engendrados sobre la tierra tienen su casa en la tierra. Y los espíritus de los Nefilim, afligen, oprimen, invaden, combaten y destruyen sobre la tierra y causan penalidades, ellos aunque no comen tienen hambre y sed y causan daños. Estos espíritus se levantarán contra los hijos de los hombre y contra las mujeres porque de ellos proceden (Libro de Enoc, 10).

La sentencia sobre los asociados de Semyazza es descrita: Y a Miguel le dijo el Señor: ve y anuncia a Shemihaza y a todos sus cómplices que se unieron con mujeres y se contaminaron con ellas en su impureza, ¡que sus hijos perecerán y ellos verán la destrucción de sus bienamados! Encadénalos durante setenta generaciones en los valles de la tierra hasta el gran día de su juicio. En esos días se les llevará al abismo de fuego, a los tormentos y al encierro en la prisión eterna. Todo el que sea condenado, estará perdido de ahí en adelante y será encadenado con ellos hasta la destrucción de su generación. Y en la época del juicio que yo juzgaré, perecerán por todas las generaciones. (Libro de Enoc, 10, 11-14)

Después de la destrucción de los Gigantes, Dios causó el Diluvio Universal para destruir a los humanos que se habían corrompido.